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Todos los padres que tienen hijos consumidores de droga han podido constatar que están tristes, que han perdido las ganas de esforzarse, que ya no tienen voluntad y que a causa de los errores que han cometido pierden la autoestima.
¿Entonces, diría usted, por qué mi hijo se droga?
Porque a pesar de que los días siguientes sean difíciles, por un momento la droga le ha permitido satisfacer todos sus deseos. El precio a pagar para que recupere la alegría solitaria de admirarse a si mismo, traerá graves consecuencias: la necesidad de volver a consumir droga.
La recuperación siempre será larga y dolorosa, y requiere, justamente, esfuerzo y voluntad. Escuchemos los desgarradores testimonios de los que han caído en trampa y han conocido ese descenso vertiginoso que pasa por el paraíso artificial hasta el infierno de la droga. La abstinencia, única vía de reconstrucción, es indispensable, larga y difícil.
Repitamos en familia esta pequeña frase, pronunciada en voz alta por un alumno de 1° de ESO delante de sus compañeros: " Yo, creo que es más fácil nunca probarla que tener que dejarla”
Marie-Christine d'Welles