Se trata de un nuevo fenómeno. Los jóvenes consumen cada vez más alcohol para aumentar los efectos de las drogas. Se dice que el alcohol es un potenciador.
El alcohol, al ser legal y aceptado por los padres, hace que los jóvenes muestran fácilmente las botellas y esconden así su consumo de droga. De esta manera la mayoría de los padres piensan que los jóvenes solo consumen mucho alcohol. Eso es cierto, pero no saben que en la casi totalidad de los casos, los jóvenes consumen alcohol y cannabis u alcohol con otra droga
El Doctor Chamayou, autor de una tesis "Los peligros del hachís: Los últimos descubrimientos científicos sobre el cannabis" explica : "La rata a la que se le administra cannabis se pone a beber alcohol. Sin cannabis, rechaza el alcohol."
El cannabis da pie a un gran consumo de alcohol.
El AIRE SECO O COMPRIMIDO: El oxido de nitrógeno y otros gases bajo presión también tienen efectos alucinógenos. En pocos segundos producen una excitación, aturdimiento, una risa tonta, perdidas del conocimiento y por, falta de oxigeno, lesiones en el sistema nervioso central. Más información
El POPPERS: Les nitritos volátiles tienen efectos similares a los del oxido nitroso. Pueden provocar ataques de pánico, palpitaciones y dolores de cabeza. También son responsables de la muerte por anorexia. Más información
El AGUA ESCARLATA: Los disolventes son derivados del etileno. Son alucinógenos pero su efecto es más bien tranquilizante. Provocan afecciones neurológicas (sordera, temblores…) e intelectuales (demencia).
El porro es cannabis, hierba, consumido puro, o hachís mezclado con tabaco. Cuando hablamos de alcohol, nos referimos a un término genérico que cubre una gran diversidad de productos: El vino, la cidra, la cerveza, el porto, el coñac, el whisky, el vodka son alcoholes con una tasa que varia entre 5 y 90 grados. Ocurre lo mismo con el cannabis: Existen más de 100 variedades distintas y la tasa de T.H.C (principio activo) varía entre un 4 y un 35%.
Una persona toxicómana es aquella que toma droga para solucionar los problemas generados por la misma. La persona cree que puede dejar de consumir droga cuando quiere, mientras que es incapaz de hacerlo, a pesar de las consecuencias causadas por su consumo… Si le falta el producto, la persona toxicómana solo piensa en conseguirlo, por más que tenga que cometer actos que no aprueba, la necesidad es tan fuerte que toda referencia a la voluntad, al esfuerzo, al amor, la moral tiende a desaparecer y desaparece. La mentira, la violencia, la agresividad, el sufrimiento moral y físico, la auto-mutilación, el miedo se vuelven elementos cotidianos. Al perder la autoestima por culpa de los actos nefastos que comete, a la persona toxicómana solo queda la soledad y las ganas de suicidarse.
Ningún padre le prestaría su coche al hijo que no haya aprendido a conducir. De la misma manera, sería inconsciente dejar salir a un hijo adolescente sin haberle enseñado lo que es la droga. Hoy en día, la disponibilidad de las sustancias es tal se puede conseguir droga en todos los sitios frecuentados por los jóvenes (institutos, fiestas, cenas de clase, rallyes, clubs deportivos…). Los padres deben formarse objetiva y científicamente para poder educar a sus hijos sobre los peligros de la droga y brindarles argumentos para rechazarlas. No olvidemos que nadie está a salvo de la toxicomanía.